HISTORIA DE MI ACCIDENTE

Me llamo Jordi y tengo 47 años. Recuerdo que pasó en 2003, con 30 años. Me había casado en 2000 y también ese año empecé a trabajar de Mosso d’ Escuadra, concretamente en el grupo de Investigación de Badalona para combatir el tráfico de sustancias estupefacientes. El último recuerdo que tengo un poco con cara y ojos es haber asistido con mi mujer a un concierto de los Red Hot Chilli Peppers, después … .el nada, todo en blanco, no guardo ningún recuerdo de lo que me pasó.

Los siguientes recuerdos los incluyó en una escala de grises dentro de mi memoria, donde aparece un chico que se llama Jordi y me contaba que estaba en el Instituto Guttman debido a que había tenido un accidente de moto ya consecuencia del cual había sufrido un traumatismo craneoencefálico grave que me había hecho estar en coma profundo durante 3 meses y medio del que ya hacía medio año que me había salido.

Todo lo que recuerdo de aquella época de mi vida es una mezcla de cosas reales con la apariencia de sueños y otros hechos concretos más traumáticos: de mi estancia en la Guttman (1 año y medio), acuerdo las palabras amables de ‘Jordi diciendo que había que luchar para salir adelante como había hecho él (era un muchacho voluntario que había pasado por la misma experiencia hacía un tiempo y se había salido), también recuerdo otros pacientes de la Guttman que estaban allí para infinidad de motivos (la cagada de una paloma encima de una pequeña herida que tenía en la cabeza y todavía no se le había cerrado, una mujer que paseando por la Rambla se le había caído un test de un balcón y se había quedado tetrapléjica , etc,), mis sesiones con la logopeda, con la neuropsicóloga (que acabaron con una frase lapidaria de ella: Jordi, no hace falta que vengas más ya que estás mejor que la mayoría de la gente que no ha tenido un accidente.), las sesiones en el gimnasio de la Guttman donde trabajaba con diferentes fisioterapeutas. Después de estar varias horas en el gimnasio, volvía a la planta donde estábamos ingresados los lesionados cerebrales y dormía allí. Un numeroso equipo de enfermer@s se hacía cargo de mis necesidades básicas.

También recuerdo varios momentos en los que estaba con mi mujer, de estos momentos los recuerdos no son muy buenos ya que recuerdo perfectamente el día que ella me dijo que los lunes, miércoles y viernes eran los días en que vendría ella a verme y que sólo el martes y los jueves podía venir a ver a mi madre. (no quería coincidir con ella ya que no tenían una buena relación). Pero mi madre, la que siempre ha tenido un carácter sobreprotector, un día vino cuando no podía y coincidieron. Ese día, cuando mi mujer me vino a buscar el gimnasio me dijo textualmente: «Jordi, esto no puede ser, tienes que elegir, o tu madre o yo.» . Yo le dije que no le podía contestar a esa pregunta, que no podía escoger. Ella me dijo que con aquella respuesta ya había escogido. Otro día, recuerdo que estábamos en la habitación, yo en la cama, algún enfermero, mi madre, mi mujer y yo nos empezamos a discutir no sé porque, lo que sé es que la discusión terminó cuando ella me tiró encima mío el anillo de boda. Sorprendentemente no nos separamos (lo único que puedo decir de aquella época es que tengo recuerdos muy esporádicos como el hecho de que ella me tirara a la cara que yo había tenido el accidente porque iba bebido y drogado incluso un día se atrevió a preguntarme/afirmarme que yo había tenido el accidente porque me había querido suicidar; entonces si que yo le respondí que como policía que era, si se piensa que disponiendo de un arma, yo había elegido arriesgar la vida de otras personas en vez de dispararme un tiro en la cabeza … no recuerdo lo que ella me contestó. Otro día que se casaba uno de mis mejores amigos y yo era el padrino de la boda, mi mujer y yo vivíamos juntos, en camas separadas en la misma habitación, y como yo debido a un osteoma gigante que tenía en la cadera izquierda me impedía poder sentarme bien en casi todas partes, incluso en la taza de inodoro, por lo que me veía obligado muy a mi pesar a hacerme la caca en la cama tumbado. Pues en la noche anterior a la boda de mi amigo me hacer caca encima. Ella me limpió y entonces me dijo que tenía que ir a la boda llevando pañales. Yo me negué porque nunca había llevado porque no se me había escapado la caca durante el día. Esto provocó una discusión entre ambos que hizo que cuando otro amigo nos vino a buscar para ir juntos en coche, el conflicto provocó que nos retrasamos y llegáramos una vez la boda había finalizado. Otro día, me vino a ver una pareja de amigos y cuando ya se despedían, yo les dije que los esperaba volver a ver pronto; mi cara de estupefacción que debería poner cuando sentí que ella les decía que cuando me quisieran volver venir a ver, ella ya les daría la dirección de la residencia en la que estaría ingresado (a mí no me había dicho nada).

Hablé con mi madre la que me vino a buscar y le dijo que yo teniendo 3 hermanos y una madre no iría ingresado en una residencia más. Desde entonces que vivo con mi madre (de eso ya hace 15 años). El día que tuve que ir a los juzgados para celebrar la vista del divorcio, cuál fue mi sorpresa, y también la del juez, cuando ella le reclamó que yo le tenía que pasar una pensión. La juez le dijo que no ya que el máximo perjudicado del accidente había sido yo; mi ex mujer afirmó con vehemencia que si yo había tenido el accidente era porque iba bebido y drogado hasta las cejas; la juez le recriminó que no era el momento para determinar aquello; entonces mi ex mujer mintió con alevosía y le dijo que pedía la pensión ya que ella era maestra y estaba en la lista de sustitutas a jornada completa y que debido a mi accidente había tenido que cambiarse a media jornada para poder -se hizo cargo de mí. Mentira, ya que de mí se hacían cargo a la Guttmann y además, me acuerdo perfectamente cuando ella me había dicho que se cambiaba de esta lista de jornada completa a media jornada y el recuerdo era de antes de la accidente. Qué poca vergüenza !!! Encima, al salir de la sala de vistas ya divorciados, ella, ante nuestros familiares, dio un salto de alegría y un gesto como si hubiera obtenido un triunfo y exclamó: «siiii, bien» (en voz alta para que lo sintiera mejor todos).

La versión que ella me había explicado lo que pasó y que me había repetido innumerables veces fue esta: el verano de 2003 tomamos la decisión de separarnos una temporada y decidir si volvíamos o era una separación definitiva. Se ve que yo me desmadré, dejé de lado mis amistades de siempre y empecé a salir con amistades nuevas bebiendo y drogándome. Tuve el accidente cuando regresaba de la cena de Navidad de la comisaría; iba a 200 km / hora en una zona de 70. Cuando me ingresaron en coma en Can Ruti y me hicieron las analíticas pertinentes di positivo en todas las drogas que existen. Supongo que ella quiso volver estar juntos para que se debería sentir en parte responsable de lo que me había pasado (aunque yo en ningún momento le había recriminado nada, pues lo tengo clarísimo que el único responsable de lo que me pasó me yo y sólo yo. Respecto a las diferencias entre mi y su versión, nunca he querido saber qué parte de su historia era cierta, pero no por miedo sino por el hecho de que qué beneficio obtendría?

 Entonces me fuí a vivir con mi madre, de eso ya hace 15 años y bien contento que estoy. Ella al principio me ayudaba en mis necesidades básicas pero a medida que se ha ido haciendo mayor (ahora ya tiene 85 años) ha tenido que ver cómo la sustituian en sus tareas diferentes asistentes personales. En estos 15 años, mi madre me ha contado algunas vivencias sobre mi accidente: cuando tenía 68 años y estaba trabajando en su puesto del mercado, cuando vio que se acercaba un mozo de 2 metros, tiró la ropa el suelo y exclamó: «Jordi, como está? Se ha muerto? » El mozo le contó lo sucedido y la acompañó hasta Can Ruti. Allí no se movió de mi lado durante todo el tiempo que estuve en coma profundo .. Pasó momentos horrorosos, como cuando sintió como la madre de mi ex le dijo: «Ten en cuenta que si se tienes que  desenchufar a Jordi de las máquinas que lo mantienen en vida, tú eres quien tiene la última palabra «, todo ello en un tono de voz suficientemente alto para que ella lo sintiera. También ha vivido grandes momentos, como cuando el doctor Sarmiento me salvó la vida colocándose me una válvula de titanio de drenaje en el cerebro para que este no me explotes debido a la acumulación del agua. Pues al cabo de unos 10 años, en una visita rutinaria que vine a hacer a can Ruti, quise ir a urgencias para agradecerle al Dr. Sarmiento el haberme salvado la vida; aún recuerdo las lágrimas de emoción del doctor.

Está claro que al tener un accidente esta gravedad, la vida te da un giro radical porque pasas de ser alguien autónomo, que te vales por ti mismo para hacer las cosas, a ser alguien que necesitas de otras personas para hacer cosas que antes podía hacer yo sin la más mínima dificultad. El cambio lo he notado mucho en el tipo de prioridades que tenía antes y las que tengo ahora: ahora son prioridades de lo más básicas y elementales como por ejemplo

1-    Poder cagar: debido a el problema que he comentado antes, yo debía hacerme la caca en la cama. Imaginaos lo que supone para la autoestima de una persona adulta que se nota cuando tiene ganas de cagar, que aceptar cagarse en la cama, dejarlo todo hecho una mierda (y nunca mejor dicho), esperar a que venga el enfermero o el familiar a limpiarte y cambiar las sábanas. Una vez operado y solucionado este tema, al principio cuando iba al lavabo, no podía ir solo, tenía que ir acompañado de alguien que supervisara que no sufriera ningún resbalón o caída (iba acompañado de alguien de confianza pero por más confianza que le tengas, ir al baño acompañado no es el suyo), luego ya voy poder ir suelo embargo la poca movilidad de que tenía, me impedía secarme el culo yo solito y me habían de ayudar, al fin ya lo conseguí y el último gran triunfo conseguido en este sentido fue el de poder limpiar con la escobilla la suciedad que había producido en la taza del váter. Por ello, actualmente, cuando acabo de ir al baño y estoy limpiando con la escobilla la suciedad hecha, siento a mi madre que me llama desde el comedor: «Jordi, que ya llevas 20 minutos limpiando el inodoro, seguro que está limpio «. Esto qué significa: pues que cuando nos hemos visto privados de hacer algo (por más chorra que nos pueda parecer ahora), cuando recuperamos el poder volverla a hacer, le damos un valor inmenso.

2-    Poder vestirme yo suelo. Cuando me empezaron a explicar estrategias para vestirme yo suelo, tuve que aceptar pasar de tardar 5 minutos para vestirme a tardar 1 hora y media. Como en las 07’30 ya tengo el transporte esperándome en la puerta de casa, pues tenía que pagar una asistente personal para que me ayudara a vestirme y me diera tiempo. Pasados varios años practicando vestirme suelo, ahora puedo decir que tan sólo tardo entre ½ hora o ¾ dependiendo de si tengo que poner los calcetines.

3-    Ducha: al principio me duchaba, después, con mi evolución y la capacidad de poner en pie, a mí me hacía ilusión poderme duchar derecho (tal como lo hacía antes del accidente). Pero claro, había zonas del cuerpo donde no podía llegar (los pies) y por eso volvía a necesitar una asistente personal. Pero claro, yo recordaba el momento de la ducha como un momento íntimo conmigo mismo y por este motivo saqué el plato de ducha y así de esta manera, poder llegar caminando con andador, sentarme en la silla de baño y poderme enjabonar todo el cuerpo yo suelo. Y ahora, a veces, cuando me agacho y me empiezo a enjabonar los dedos de los pies, cierro los ojos y no salgo de mi asombro de estarlo haciendo yo solo (volvemos al tema de dar valor a cosas antes las consideraba insignificantes).

4-    Intente imaginar lo que significa para alguien que está en silla de ruedas debido a un accidente que le digan que existe la posibilidad de poder volver a caminar. Me costó mucho tiempo ponerme de pie suelo, más adelante hacer unos pocos pasos hasta que finalmente, después de un inmenso esfuerzo, llegué a ser capaz de caminar con autonomía durante 1 hora y media cogido de un andador. Pero es claro como que mi velocidad de caminar era muy lenta y mi obsesión para caminar y mostrar a todo el mundo que era capaz era casi enfermiza, esto, está claro que provocó situaciones ridículamente surrealistas, por tanto, tuve que tomar la decisión sobre si era más importante el caminar o llevar una vida lo más normal y funcional posible (aunque esto significaba moverse por los lugares con la silla eléctrica). Finalmente llegué a la conclusión de que lo mejor era encontrar un equilibrio entre ambos aspectos,

A pesar de la gravedad de mi accidente y algunas de las consecuencias que ha comportado, me considero una persona afortunada. En primer lugar, por el hecho de estar vivo, para mí es como si la vida me hubiera dado una segunda oportunidad, como si hubiera vuelto a nacer. También me considero una persona afortunada por haber sufrido una lesión cerebral y no haber sufrido ninguna de las graves lesiones cognitivas o de capacidad de expresión verbal que he podido ver que han sufrido personas con lesiones cerebrales similares a la mía. Y por último, el hecho de que las imprudencias que cometí al tener mi accidente, las pago yo, pero no hice daño a ninguna otra persona. Conozco a gente que ha tenido accidentes por pequeñas distracciones ya consecuencia de los cuales habían sufrido daños graves terceras personas. Ver el remordimiento y peso a la conciencia que sufren y sufrirán estas personas el resto de su vida no me lo quiero ni llegar a imaginar.

 Cuando te pasa un episodio tan grave en la vida, creo que es muy importante aceptar la nueva realidad que vivos y que te tocará vivir a partir de ahora en tu vida. Pero sobre todo, adaptarse a esta nueva realidad porque si no lo haces, no serás feliz y no sólo eso sino que estarás amargado y amargarás a toda la gente de tu alrededor y nadie querrá estar cerca de ti. Pues para poder aceptar y adaptarse a esta nueva realidad, siempre he tenido un modelo en el que reflejarse me y este no ha sido otro que uno de mis tres hermanos, Dani. Él sufrió un accidente de coche debido a una pequeña distracción en 1993. A consecuencia de este accidente quedó tetrapléjico con todas las implicaciones de falta sensibilidad y movilidad que ello conlleva. Cuando Dani tuvo el accidente yo tenía 21 años; ver el esfuerzo y la lucha que tenía diariamente Dani me hizo reflexionar: pensaba que si a mí la vida me hiciera pasar por un episodio tan duro, seguro que sería incapaz de superarlo. Pues quien me iba a decir que por aquellas ironías que tiene la vida, para mí también tenía destinado un episodio traumático, por no hablar del sufrimiento que esto ha supuesto para mi madre. Esto, lo que también demuestra, es que la carretera es muy fría y no dice: va venga, como que en esta familia hay un germano que en sillas de ruedas, el resto de hermanos pueden cometer imprudencias que quieran. La carretera es como una lotería, por el simple hecho de salir a la carretera ya coges un número y por cada pequeña imprudencia que vamos cometiendo, vamos cogiendo números hasta que si tenemos muchos números nos puede tocar el gordo y ésta no es nada agradable.

Es evidente, que el hecho de haber vivido tan de cerca un accidente de tráfico con todas sus correspondientes secuelas, como el que sufrió mi hermano Dani, aunque pueda sonar cruel fue positivo para mí. Lo digo en el sentido de que me di cuenta, viendo mi hermano superando las dificultades del día a día con muchísima fuerza de voluntad y espíritu de superación, cuando a mí me pasó el hecho traumático de mi accidente, recordé su episodio, reflexioné y llegué a la conclusión de que la única manera de salir adelante y sacar adelante era poniendo el mismo espíritu de sacrificio, fuerza de voluntad y afán de superación que puso él para poder salir adelante en una situación tan traumática y complicada. Nunca he sido de los que se ha ido preguntando: «Porque a mí»; o llegar a pensar que si la vida era injusta debido a que hubiéramos tenido accidentes tanto mi hermano como yo, quien dictamina lo que es justo e injusto en esta vida. Porque es más injusto lo que he explicado que el hecho de que una mosca quede atrapada en una telaraña?

Curiosamente, antes del accidente, mi vida se centraba en el aspecto laboral, matrimonial y social (pocas amistades, la verdad); pero desde que he tenido el accidente, mi vida social ha aumentado bastante: he hecho 4 años en el aula de teatro de Mataró con sus correspondientes obras teatrales; he hecho varios de espectáculos en la calle, performances diversas, participaciones en el desfile del entierro de la sardina; participación como actor en una webserie, aparición en diversos programas televisivos, he realizado un postgrado en la Universidad de Barcelona, colaboro como locutor de radio en un programa semanal en Radio Mataró. Sin lugar a dudas, me gusta mucho más la vida social que tengo ahora que la que tenía antes.

Personalmente, lo que me cuesta más aceptar y encuentro más cruel de mi caso es la evolución. Salí del coma y mi evolución en cuanto a la movilidad fue imparable. Pasé del coma a ponerme de pie con dificultades y mucho esfuerzo después. empezar a caminar (primero unos pocos pasos y al final fui capaz de caminar con andador 1 hora y media sin parar), paralelamente, con respecto a la autonomía personal, era capaz de levantarme todo suelo de la silla de ruedas, coger el andador y entonces ir al baño todo suelo o estarme más de una hora caminando con autonomía, subir los 25 peldaños que necesito superar para llegar a la terraza de casa, a la hora era capaz de vestir -me, desnudarme, ponerme en la cama todo suelo. Pero allá por el año 2013 todo empezó a cambiar. El motivo fue que en la pierna derecha (la que tiene más fuerza) empecé a sufrir unas calambres muy fuertes (la sensación viene a ser como si me pasara una fuerte corriente eléctrica para la pierna. Esto cada vez fue aumentando su frecuencia y la intensidad del dolor hasta llegar a unos límites de dolor imposible de explicar con simples palabras. claro, cuando esto me pasaba sentado en la silla o acostado en la cama, el inmenso dolor que sufría me la aguantaba y ya está , pero cuando estas calambres me venían mientras estaba caminando, no sólo era el dolor que sufría sino que, además, la pierna y el pie derecho sufrían un temblor y encogimiento que provocaba que me desequilibrarse con la consecuente caída en el suelo. Llegué a caer tantas veces que, debido a la imposibilidad de mi madre para levantarme de la tierra, tenía que avisar a la Cruz Roja para que viniéramos a levantarme .. Afortunadamente, ninguna de las numerosas caídas que tuve comportó ninguna lesión importante pero es claro, estas caídas comportó que paulatinamente fuera dejando de caminar y, evidentemente dejé de subir escaleras por el peligro que tenía caer desde una altura considerable. Por este motivo, a medida que iban aumentando las malditas calambres yo debía disminuir mis caminatas y actividad física. A consecuencia de ello, mi fuerza y estado físico fue descendiendo, con la inevitable pérdida de la capacidad para realizar actividades tan básicas como vestirme o ir al baño suelo. Esto es lo más duro de soportar: tener un accidente que implica la pérdida de la capacidad de poder hacer tareas cotidianas de la vida diaria, entonces, conseguir mediante un esfuerzo inmenso poder adaptar la realización de estas tareas en mis posibilidades. Pues como decía, entonces que aceptar que debido a una complicación médica, todos estos triunfos que había logrado y conseguido, los volvía a perder de una manera tan cruel. La crueldad es por el hecho de ver que ninguna de las diversas opiniones médicas a las que busco ayuda, no me encuentran una solución a mi problemática.

Si a todo esto le añadimos el hecho de que debido a Covid – 19 ha comportado el confinamiento en el domicilio y, por tanto, dejar de poder ir a rehabilitación con lo que supone eso de perder más mi forma física ya que allí era el momento del día donde mi cuerpo tenía más movilidad. Una vez oí una frase de Albert Espinoza, magnífico creador de ti ‘y otros trabajos, decía la frase: «Vivir se aprender a perder lo que ganaste», pues bien, o yo no he aprendido a vivir o no sé muy bien que es pero lo que yo tengo claro es que ni quiero ni aprenderé a vivir con la pérdida de lo que gané. No sé si quizás no entendí muy bien el significado de la frase pero lo que tengo claro es que nunca me rendiré hasta volver a conseguir lo que logré una vez con respecto a mi recuperación. Ha habido días que he tenido la tentación de tirar la toalla y rendirme pero este impulso me dura poco y me digo a mí mismo que si he sido capaz de resistir un hecho tan traumático como el accidente y sus secuelas, ahora debo ser capaz de resistir esa maldita complicación médica. Los años que llevo debiendo resistir una situación tan dura como la que implica un accidente de tráfico, me han servido para darme cuenta cuando veo y siento quejarse a gente para cosas en la vida que bajo mi punto de vista son nimiedades y menudencias, reflexiono y soy de la opinión que cuando la vida pone pruebas tan duras para superar, escoge a gente con una alta capacidad de resiliencia para superarlo (a veces yerra y determinada gente no se ve capaz de luchar y se rinde), pero os puedo asegurar que por el momento este no es mi caso y gracias al apoyo familiar, de amistades y de mi novia ,, lucharé hasta donde haga falta .. Desde hace poco que tengo novia y esto me provoca una gran ilusión, ánimos y esperanzas de poder formar una familia con mujer e hijos como Dani, mi hermano.